miércoles, 9 de noviembre de 2011

Pactar con el diablo ¿Hasta donde llegarías?

Pactar con el diablo es una película del año 1997, protagonizada por Keanu Reeves en el papel de Kevin Lomax, Al Pacino en el papel de John Milton, y Charlize Theron como Mary Ann, la esposa de Kevin Lomax.


Durante el visionado de la película podemos ver representaciones del bien y del mal constantemente, desde la primera escena, donde el primer defendido de Lomax empieza a tocarse mientras la testigo adolescente está contando como abusó de ella.Desde ese momento Lomax sabe que está defendiendo a un culpable, a alguien que merecía ese castigo.

En principio Lomax se enfada con su cliente, le da asco, pero al llegar a los servicios de los juzgados, y ayudado por los comentarios de un periodista, toma una decisión, manipula a la niña, le resta credibilidad y al final logra que su cliente, a sabiendas de que es culpable, salga impune.

¿Acaso estuvo mal lo que hizo? Esa decisión de defender al culpable es la primera decisión que marca el camino de Lomax, de hecho, al final de la película se vuelve a esa escena, sin embargo, es un derecho fundamental el garantizar una defensa para toda persona acusada de un delito, concretamente, proporcionar la mejor defensa posible.

¿Lo haríais? Es vuestro trabajo, tenéis que conseguir que se absuelva o que se le aplique la menor pena posible, a sabiendas de que quizás estáis delante de un asesino, un violador o un pederasta, y además teniendo posiblemente a su víctima o sus familiares mirándote a los ojos mientras que intentas que quien mato o violo a un ser querido para ellos, salga libre.

Es una decisión muy personal, yo comprendo cualquier postura al respecto, y me dispongo a dar la mía, no es políticamente correcta porque en la sociedad de hoy en día, no se valora la sinceridad, se valora mas lo irreal y los presuntos valores que en realidad nadie respeta pero todos aparentan tener porque así creen que son mejores personas.

Si mi trabajo fuera defender a esa clase de gente, lo haría, de la mejor forma que pudiera y utilizaría todos los mecanismo disponibles para cumplir con mi trabajo de la mejor forma posible. En el caso de que yo tenga éxito y consiga liberar a alguien que efectivamente ha matado, robado o violado, quien ha fallado no soy yo, es el fiscal o el juez.

Nuestro sistema funciona así, todos son defendidos y hay que demostrar que son culpables, el trabajo del juez es decidir si lo es o no, el del fiscal es hacer que el juez decida que si y el del abogado hacer que el juez decida que no.

Así es nuestro sistema, si no fuera así, no podríamos discernir quien es culpable y quien no, y condenaríamos por presión popular, apaleando al que parezca culpable aunque no lo sea. En definitiva, poco nos diferenciaría de aquellas culturas que apedrean en la calle.

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